sábado, 21 de febrero de 2009

Montequinto - Los Palacios

Esta mañana he quedado con Julián para ir a Los Palacios. No pedaleaba con él desde que terminamos el camino de Santiago, ya que decía que seguía sin sentirse el dedo de la mano.

Hemos quedado a las 8,15 en la Pablo Olavide, y de allí cruzamos por el puente nuevo que une Condequinto con Montequinto. Julián traía su gps pero no le había metido los tracks, con lo que no ha podido practicar mucho con él. Seguimos dirección al hipódromo y nos dejamos caer por la cuesta abajo que nos lleva a Dos Hermanas.

Fuimos buscando la Motilla para seguir hacía adelante hasta el barrio de las Portadas donde hemos dejado el asfalto para carrilear. Comenzamos por la Colada de los Palacios que es un carril ancho pero bacheado. Julián y yo solo pensábamos en su dedo y mi muñeca. Pasamos por lo alto de la Autopista A-4 y seguimos por la Colada hasta llegar al cruce con la Cola de las Plateras donde nos metemos por un pequeño carril que nos lleva a una pequeña vía de servicio de la N-4. Hay un tramo dónde tenemos que ir por el arcén pero después volvemos a la carril.

Cuando llegamos a el Canal del Bajo Guadalquivir, giramos 90º a la izquierda para ir al lado del canal, pero a unos 500 mts. giramos a la derecha para llegar a la Laguna de Los Palacios. La bordeamos y regresamos al canal, que lo abandonamos de nuevo a la altura del Camino de Rueda Botas que nos lleva a Los Palacios. Vamos a un bar y desayunamos.

El regreso es por el mismo camino hasta el canal. Volvemos a pasar la A-4 pero esta vez por debajo y giramos a la izquierda para ir por el Camino de la Pulla durante unos pocos km. hasta que pasamos el Arroyo de San Juan para dejar el carril.

Ahora cogemos la Cañada Real de la Armada que está en tramos enfangadas e incluso nos encontramos un coche abandonado en mitad de un gran charco. Este tramo nos salimos muchas veces fuera de pista para evitar el barro y por fin llegamos a Dos Hermanas.

Para salir de Dos Hermanas, vamos por sus avenidas más periféricas hasta llegar a sus nuevas avenidas con su carril bici. Cuando cogemos la que nos va a llevar al Hipódromo viene la anécdota del día por que delante nuestro iba un hombre con una bici de carretera pero con un manillar normal para ir más cómodo. Su ritmo era muy lento ya que nosotros estábamos casi a su par pero al empezar la cuesta se nos escapó un poco y Julián me comenta que ya no lo cogíamos. Para que me diría nada. Le digo que lo cojo y que llego arriba antes que él. Empiezo a apretar hasta que lo pillo y lo paso pero el hombre coge y se me planta detrás como una sombra. Normal con esa rueda tan fina. Me encabrono y empiezo a tirar como un poseso. Ni miro. Me digo o gano o reviento. Al final miro para detrás y el hombre venía también cascaete y resoplando. Espero a Julián y nos tiramos para abajo hacía casa.

Ruta facilona pero buena para ver el estado de nuestras enfermedades.