jueves, 24 de marzo de 2016

Gerena - Arroyo de la Plata

Ultimamente tengo que mirar en el blog cuando se hizo por ultima vez esta ruta. ¡Hace 6 Años! En fin...
He quedado con Mario solamente ya que uno tenía planes y otros de mantilla. Hacía fresco al principio. Salimos de Gerena buscando la gasolinera para que Mario infle su rueda o más bien para saber que presión lleva y el manómetro falla. A ojo la dejamos más o menos bien. Salimos por la carretera A-477 en dirección a Aznalcóllar y tras pasar el puente sobre el río Guadiamar empieza a subir el alquitranado. Empiezo a darme cuenta que mis piernas no son las mejores. Al llegar al carril de tierra se llanea ligeramente donde respiro un poco y vuelta a ascender. Nos toca una subida de unos 9 km., parecida a la subida del Cordel de la Cruz de la Mujer hacia la cantina, para llegar a una especie de altiplano aunque de forma dentada ya que se va subiendo y bajando.
Lo peor de esta última parte es desear siempre que llegue la bajada a la carretera que no llega hasta 6,5 km. después. Bajamos rápidos y nos incorporamos a la carretera N-433 que va subiendo durante 1,5 km. al 4%. Bajada y buscar la venta donde desayunamos.
Tras una charla después de comer decidimos volver a las bicis. Salimos de nuevo buscando la gasolinera del pueblo y tampoco funciona. El camino no plantea mayores dificultades que la subida nada más abandonar la carretera de 800 mts. al 6,4% que no se nos complica. Volvemos a la zona de toboganes y después a la zona donde nos dejamos caer, más Mario que yo, ya que su 29" se lanza más que mi 26" y debo de pedalear más. Al llegar a la carretera bordeamos ésta vez el pueblo y vamos pasando rotondas hasta encontrar las que nos deja más cerca de nuestro coches.
Lo peor las piernas que no empujaban. Lo mejor las piernas que apenas me han molestado.

domingo, 13 de marzo de 2016

Guillenazo

Tras la friolera de 4 años y medio (y no por el frío que hacía esta mañana) vuelvo a hacer esta ruta. Hemos salido Mario, Julián (hoy alias Mortadelo) y yo, y hablando no recordábamos cuanto tiempo podía haber pasado. Gracias al blog lo he podido recordar en estos momentos.
En Guillena a las 8,30 habíamos quedado , y a esa más o menos hemos salido. De nuevo y ya van dos en poco tiempo Mario se olvidó su bidón. Esta vez fue menos problemático por que yo llevaba dos y le presté uno. Vamos muy despacio por el Cordel de la Cruz de la Mujer en dirección a la Cantina. Julián iba como una cebolla y es que hacía frío, pero entre la ascensión que es continua y que el ejercicio hace entrar en calor, le comenté que se abriera un poco la cremallera. Eso hizo, pero en la cuesta más dura se retraso un poco y lo esperamos arriba. De repente nos aparece un ciclista de rojo y no de naranja como él iba vestido la parte superior. Nos comenta que le sobraba.
Bajamos a la Cantina y allí desayunamos. Nos hemos entretenido por que entre que le había saltado el fusible al del bar y la cafetera y varias cosas más no le funcionaban, y en que en un momento dado Mario nos comenta que le ha echado demasiado aceite a la tostada, cosa en la que se quedó corto, ya que parecía una ensalada su tostada. Las manos parecían las de los culturistas totalmente brillantes. Y como Julián tiene la bici con menos mantenimiento que un lápiz, le decía que si le pasaba las manos por la cadena. Total que nos lo hemos pasado muy bien.
Volvemos a las bicis y bajamos hacía el embalse de Guillena que tiene una belleza sus parajes increíbles. Al otro lado del embalse nos vamos acercando a la cuesta de los Toros. Muchísimo tiempo sin hacerla pero nos acordamos que lo peor está al final. Tras el primer zig zag Julían no está con nosotros. Girando levemente la cabeza lo vemos no muy lejos en distancia. Nos acercamos a la zona donde están las vaquillas y dos están fuera de la valla, bueno más bien lo estaban todas por que estaba abierta, pero éstas eran las que más miedo nos dieron. Con cuidado pasamos y vimos que Julián también. El ritmo no era muy elevado y si me alejaba un poco me dejaba de ir para subir con Mario. Arriba de la cuesta seguimos un poco más para bajar pulsaciones y cuando estábamos más tranquilos esperamos a Julián. Nada más reemprendemos la marcha.
El tramo hacia el embalse de Castilblanco es en ligera subida hasta la bajada veloz que nos lleva a él. Abajo le comento a Mario que no creo que todas las bajadas que antes eran malas, ahora sean buenas. Lo que pienso que al usar tubeless y llevar menos presión en las gomas tenemos mejor agarre y parece que son más fáciles de controlar la bicicleta en las bajadas. Me como una barita y esperamos a que llegue Julián y a lo lejos se ve un ciclista pero hablando con Mario llegamos a la conclusión de que no era. No equivocamos. En otro arrebato de camuflaje nos aparece con un maillot negro que nos lió. En ese momento nos recordó a Mortadelo. Charlamos un momento y seguimos.
Ya solo nos falta la última subida hacia Castilblanco. Mario encabeza el grupo y de nuevo nos quedamos solos. En un principio me lleva como un poco fuera de punto pero poco a poco voy aclimatándome al ritmo y al calor, que con tanta ropa empieza a sobrar de todo. Al llegar al cruce que nos deja a las faldas del pueblo esperamos a que llegue Julián y lo cruzamos de oeste a este. Las pendientes son duras y cortas. Buscamos un colmado para reponer agua y volvemos a las bicis. Subimos hasta salir del pueblo y nos metemos en la bajada de Barranco Hondo que nos deja en la trialera del Camino de Santiago. La hemos sorteado bastante bien, ya que hay como nuevas variantes por que hay tramos que se han caído o tienen una grieta gigante. En una de esas variante menos mal que llevaba casco porque di un buen cabezazo a una de las ramas. Julián nos comentó que estuvo a punto de irse al suelo. Se me ha hecho un poco larga la trialera ya que me tenía en excesiva tensión. Por fin salimos de ella y bajamos hacia el polígono industrial donde tuvimos una ligera pérdida del camino que solucionamos facilmente. De allí a Guillena pocos km. de asfalto que nos dejan en los vehículos.
Al llegar a ellos estiramos y realmente estoy cansado. Al llegar a casa ducha, comer viendo la Paris Niza y estiro bastante.


lunes, 7 de marzo de 2016

Bollullos - Villamanrique - Bollullos

Por fin es domingo y hemos quedado para salir. Sobre las ocho recojo a Julián que ya está mejor de su dolencia y nos vamos a Bollullos a la espera de encontrarnos con Mario y Eduardo. Sacando nuestras bicis llegan y podemos admirar el pepino de bici que se ha pillado Mario.
Después de limpiarnos la boca de saliva, jeje, salimos con las bicis en busca de Villamanrique por el Camino de Rianzuela. La mañana está fresca pero soleada. Entre charlas pasamos a coger el Cordel de Triana y más adelante un poco del Camino de Marlo donde giramos a la izquierda y nos encontramos con los primeros fangales. Observamos que un sendero a la derecha parece que los evita y pasamos a un divertido single-track ondulado y serpenteante que nos deja al final del tramo de fango impolutos, o casi.
Ahora nos metemos por la Colada de Villamanrique y tras la nocturna del 2014 cogemos el sendero a la derecha que nos quita el tramo de arena suelta. A Eduardo que no lo conocía le ha encantado.
Cruzamos la ctra. SE-667 y cogemos el Cordel de los Caminos de los Playeros que nos lleva al Vado del Quema.

De allí al pueblo vamos por la Cañada de los Isleños hasta el cruce con la Cañada Real del Carrascal que os encaja en el pueblo. Desayunamos en un velador al solecito y tras la charla volvemos a las bicis que solo llevamos 20 km. y nos quedan 30.
La salida es por el mismo camino pero ahora no abandonamos la Cañada Real del Carrascal hasta cerca de Aznalcazar donde cogemos por un camino cortado a los vehículos de cuatro ruedas un tramo del Corredor Verde del Guadiamar que nos lleva a la ctra. A-474. La cruzamos con mucho cuidado y volvemos al corredor. A nuestra derecha está Aznalcazar que no entramos en ella. Empezamos a ver muchos senderistas y caballistas, a parte de ciclistas. El viento es de cara y se hace un poco largo llegar a la A-49 donde nos damos un respiro. 
Emprendemos la subida hacia Benacazón. y Mario y yo subimos juntos con el viento de costado izquierdo que si no beneficia, al menos no fastidia. Eduardo nos sigue un poco más lejos y Julián es el que lo pasa peor. Lleva mucho tiempo parado y eso se nota.
En cuanto llega no paramos para que no se enfríe y seguimos nuestra marcha casi siempre pegado a la autovía. La han asfaltado toda y pierde su gracia, pero pensando en el día que se encuentre uno mal, no está mal.
Así que tranquilamente llegamos al PIBO y ya solo nos falta dirigirnos al pueblo y cruzarlo en busca de nuestros coches.
Ruta bonita y entretenida donde la compañía la hace mejor.