domingo, 17 de agosto de 2014

Nocturna. Bollullos - Villamanrique

Hoy he hecho mi segunda nocturna. A las diez de la noche hemos quedado en Bollullos Julián, Mario, Julito y yo. Como parece que siempre pasa algo, a julio no se le enciende su frontal. Le presto mi pequeña linterna y salimos. Lo más complicado iba a ser la salida del pueblo, pero han puesto un carril bici con lo que el riesgo baja un 100%. 
Nos metemos por el Camino de Rianzuelo que al principio es carretera, donde nos cruzamos con algún vehículo que suponemos que alucina al ver a cuatro majaras con luces. El camino es fácil de seguir y en las pequeñas intersecciones que dudamos bajamos el ritmo y miramos el gps. El camino pasa a llamarse Cordel de Triana y justo al llegar a Lopa pillamos un poco del Camino de Marlo que lo abandonamos para meternos por la zona donde hace muchos años Mario y yo nos encontramos piscinas gigantescas que cruzamos y nos pusieron encharcados. Esta vez está todo seco pero el vaivén del camino y lo quebrado que está hace que vayamos con cuidado. Giramos a la derecha por el Colada de Villamanrique donde nos encontramos lo más grande en arena suelta. Mi idea de poner bajas de presión las ruedas funciona ya que paso con menos problemas que el resto está zona. Llegamos a la carretera que une Puebla con Aznalcazar y pedaleamos por el Cordel del Camino de los Playeros. El suelo es firme y en bajada en su mayoría donde apretamos bastante y llegamos al vado del Quema. Nos paramos a hacernos unas fotos.



Volvemos a las bicis y cogemos la Cañada Real de los Isleños. Es un tramo muy deteriorado por los tractores pero que la cercanía del bocadillo hace que vayamos rápido. Giramos a la izquierda por la Cañada Real del Carrascal que nos lleva al municipio. Al llegar a la plaza de la iglesia nos encontramos con todos los veladores de los bares a tope. Nos sorprende. Nos sentamos en la escalera de la iglesia y nos comemos el bocata cuando empezamos a escuchar tambores. No hemos terminado y empezamos a volver a las bicis cuando por nuestra izquierda aparece una procesión. Nos vamos por otra calle para desandar el trecho hecho y durante unos 200 mts. vamos por la carretera que bordea el pueblo. El camino de vuelta es en su mayoría ascendente , pero que nos vemos recompensado por que al llegar a la zona de más arena, vemos que a unos diez mts. tenemos un carril de roca por el que podemos pedalear casi sin problemas. Volvemos a la tierra un poco más adelante por un árbol que colapsa el camino y de nuevo las bicis se vuelven locas. Hacemos una parada y al volver a pedalear, a Mario no le enciende su luz. Julián apaga su frontal del casco por si acaso y continuamos la ruta. Al pasar la hacienda de la Juliana pongo un ritmo más fuerte que Mario se engancha a mi, y llegamos rapidísimo a Bollullos. El dúo no tarda mas de un minuto. Estiramos bien y guardamos las bicis y para casa.

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