Tras esperar éste día como dos años por diversos motivos, por fin lo hemos podido realizar.
El día comienza muy temprano, a las 6 de la mañana en que me despierto antes de que suene el despertador. Había quedado con Paco sobre las 6,30 para salir. Me arreglo, me echo protector solar que el día va a ser muy largo y bajo en busca de Paco. Montamos las bicis y salimos sobre la hora acordada en busca de Julián. Nada más coger la autovía y pasar el puente del metro, el coche de Paco dice que el no quiere seguir. Con la inercia llegamos hasta la Pablo de Olavide, donde bajo mi bici y me vuelvo para casa en busca de mi coche. Ya el día iba a ir con retraso. Llego muy rápido a casa, y más rápido monto el portabicicletas y voy en busca de Julián, ya que Paco estaba esperando al de la grúa. Lo recojo y vuelvo a la Pablo de Olavide donde recogemos a Paco y nos vamos hacia la BP de San Pablo donde habíamos quedado con Mario y Eduardo a las 7 y serían las 7:30.
Ya los dos coches ponemos rumbo al aparcamiento de la Vía Verde de la Sierra Norte que tras una horita y poco llegamos.
Desmontamos las bicis y con bastante ilusión nos hacemos fotos y comenzamos a pedalear.
Son las 9:10 de la mañana y el clima es muy agradable. Salimos por la Vía Verde hacia la carretera que une Constantina con Cazalla y tras cruzarla nos viene el primer problema. Hay que cruzar un arroyo que tras las lluvias de ésta semana, trae una poquita de agua que nos hace mojarnos hasta media pierna. Con lo que queda por delante y los pies mojados.
El camino es un sendero que nos debe de llevar cerca de Cazalla. Es bastante estrecho y con unas zarzas que a mi me deja la pierna peor que a Mel Gibson en la Pasión de Cristo. Algún tramo es entre técnico y con una fuerte subida que incluso nos hace bajarnos de la bici. Por fin salimos a una pista forestal cerca del Puente de los Tres Ojos.
El camino mejora y la velocidad también, pero al poco rato Mario nos dice que ha pinchado. Paramos tras un riachuelito que va sobre un puente de hormigón con bastante verdina. Mario se ha quedado antes, así que bajamos y alguno se pega un susto con la verdina. Tras arreglar el pinchazo volvemos a las bicis y no andamos 5 mts. que paramos de nuevo por que Mario se ha caído por culpa de la verdina. Es la primera vez en 5 años que lo veo en el suelo. Caída tonta y sin consecuencias que nos hace seguir nuestra marcha.
Llegamos a la primera hora del día con 6 km. recorridos. Estamos pensando que lo de desayunar en Constantina va a ser una quimera. El camino nos lleva a un fuerte repecho que nos sube a la vía del tren.
Aquí creo que viene nuestro error más grande del día ya que vamos pegados a la vía del tren unos 500 mts. mirando varias veces el mapa y dando cuenta que nos hemos equivocado.
Vemos que el camino va por nuestra derecha a unos 100 mts. y decidimos cruzar dos vallas alambradas para poder llegar a él.
Vamos de nuevo por buen carril aunque estrechito y con zarzas y al medio km. Paco pincha. Mario y yo que íbamos unos mts. por delante los esperamos tras una cancela que hemos abierto que nos mete en una dehesa con grandes encinas y un camino ancho. Seguimos perdiendo altura, como en casi todo lo que llevamos pero que no se refleja en nuestro cuentakilómetros. El camino termina en una cancela que tras cruzarla giramos a la izquierda y pasamos tras un puente por donde circula el tren. Desde este punto ya solo nos queda que ganar altura.
Empezamos por una subida de 1,2 km. al 7,6% con alguna rampa del 13% que arriba nos deja el aliento por los suelos. Arriba abro las dos cancelas y tras Paco y Mario al rato llegan Eduardo y Julián bastante fastidiados.
Descansamos un poco y tras un pequeño llano pasamos el Cortijo de Campoallá y nos viene otra cuesta. Esta es más dura incluso, 900 mts. al 10,2% y con rampas del 14%. Se nos ha hecho interminable. Arriba al ver que no hay sombra sigo hasta abajo donde encuentro una buena sombra y allí espero a Mario y Paco, junto a unos cochinitos.
Los tres seguimos esperando a los dos y tras pasar un buen rato emprendo camino de vuelta en su busca cuando tras girar un pequeña curva los veo aparecer.
Eduardo ya solo piensa en retirarse. Yo me pego a él y le intento convencer de que lo peor ya lo hemos pasado y solo nos queda una subida de 1,2 km. al 4,8% que la hacemos todos juntos a su ritmo para que no desfallezca y tras pasar Constantina otra fuerte subida pero que será por asfalto y tras haber comido. La mente de Eduardo por ese momento solo hace que decirle que no va a seguir.
Tras pasar esta loma nos viene una buena bajada de casi 5 km. que nos lleva hasta la carretera que une El Pedroso con Constantina, donde una vez que giramos hacia la izquierda noto que mi rueda delantera no sigue bien la trayectoria. Como no es muy grande el pinchazo seguimos hasta el pueblo donde a las espalda del hospital y con una buena sombra arreglo el pinchazo.
Empezamos a subir el pueblo y vemos que bares y tiendas están cerradas, ya que es la feria del lugar. Llegamos a su calle peatonal donde en la fuente, que tiene el agua fresquísima, nos remojamos nuestras cabezas. Buscamos un bar y lo encontramos pero solo tiene bebida.
Tras bebernos unas coca colas le preguntamos a un hombre que debería de estar en un altar ya que nos da la mejor idea. Nos comenta que el mejor sitio para comer es ir al Recinto ferial. Nos ponemos en marcha y al llegar hay algunas casetas cerradas y vemos que la mejor está abierta, la Peña Bética. Paco se desvive por ir allí y lo intento calmar. Nos sentamos por fin en un lugar a descansar y a comer a las 12:40 de la mañana.
Tras comernos unos serranitos maravillosos y beber bastante decidimos regresar a nuestras monturas, pero a esa hora Eduardo no se le ha podido convencer. Mario y Eduardo se van por carretera hasta los coches. Salimos de la feria y vemos una fuente donde nos remojamos la cabeza y el maillot y salimos del pueblo en busca del Puerto del Robledo. En el cruce nos despedimos de nuestro compañeros y seguimos los tres tranquilos en nuestra subida.
La subida comienza con un km. al 4,6% para calentar las piernas que al llegar arriba nos lanza fuerte cuesta abajo donde de verdad comienza el puerto. Son 5 km. de puerto con varios descansillos y con una pendiente del 4,3% aunque alguna de sus rampas al 8,7% se nos hacen duras. Una vez pasado la base militar ya solo nos queda un kilómetro. Arriba en el mirador los espero mientras estiro un poco.
Una vez que estamos todo arriba les comento que solo nos queda dejarnos caer hasta los coches. Nos tiramos cuesta abajo por el carril de tierra en que se ha convertido el asfalto tras llegar a su cima y volamos sobre nuestra bicis. Llegamos a un cruce de caminos donde giramos en busca de la Cañada Real de El Robledo a Sevilla.
Ahora nos toca llanear hasta cerca del Cortijo del Valeriano donde abandonamos la Cañada y cogemos un camino que nos ha de llevar a la espalda de Cerro del Hierro. A esa altura del día con la calor que nos da en nuestro cogote, Paco y yo vimos a lo lejos a un toro que al acercarnos era un tronco en el suelo. Nos entró la risa por la situación. Ya muy cerca del Cerro nos viene otro repecho de 1,4 km. al 4% que no me acordaba de él. Arriba esperamos Paco y yo a Julián. Bajamos por una pequeña trialera y llegamos al carril bici de la Vía Verde de la Sierra Norte.
Nos restan 6,7 km. hacia San Nicolás para llegar al Nacimiento del Río Huéznar y como el terreno es favorable nos relajamos dejándonos llevar por su magnífico firme. Al llegar al nacimiento me llevo la alegría de ver que emana agua a borbotones. Es una delicia verlo así no como la última vez que estuve. Su agua fría y cristalina nos refresca por dentro y por fuera.
Nos vamos al bar del sitio donde nos tomamos unas coca colas y seguimos nuestro día en busca de las Cascadas del Martinete. Salimos del pueblo en dirección a Cazalla y tras dos km. llegamos, no antes equivocándome y llegando hasta el camping que no nos deja ver sus cascadas más bajas. Ascendemos hasta la entrada superior y al llegar a una poza no lo dudamos y nos sumergimos en sus gélidas aguas.
Cuesta un poco al principio pero con el paso del tiempo nos relaja la musculatura.
Nos volvemos a calzar los zapatos y el maillot y regresamos a San Nicolás del Puerto para ir en busca de la vía. Tras callejear un poco llegamos a ella y el descenso es continuo. Los km. pasan volando y el final de nuestra ruta veraniega está próximo. Antes de finalizar entramos en la Isla Margarita para tomarnos algo pero el bar está cerrado. Nos dirigimos a los coches donde tras montar las bicis nos ponemos de nuevo en marcha hacia nuestra casa. Tras otra horita y poco ya solo nos queda en nuestra mentes los recuerdos de éste maravilloso día.
