Bien temprano nos hemos levantado para encaminarnos hacia Aznalcóllar. Recogí a Julián y para el sitio de destino ya que Gonzalo ayer se echó para atrás al saber la hora.
A las 7,30 de la mañana ya estábamos pedaleando desde el parking que hay al inicio del Corredor verde. Fresquita mañana, aunque imaginábamos que después empezaría Don Lorenzo a dar de las suyas. El ritmo lo marca Julián y Eduardo, y Mario y yo vamos detrás.
Cuando cruzamos el Río Agrio llegamos a los pocos mts. al Guadiamar, que decidimos ir por su ladera oeste que nos daba más el sol y lo íbamos agradeciendo.
Los km. van pasando y lo único reseñable es que en algunos tramos el camino está lleno de piedras del río que con las lluvias pasadas se desbordó a bastantes mts. de su cauce natural. Siempre vamos en bajada como el curso del río. Pasamos por debajo de los puentes de la antigua carretera de Huelva y más adelante el de autovía de Huelva. El pedaleo es alegre y las ganas de tostadas mayores.
Por fin llegamos al puente de la vía férrea desde donde tenemos Aznalcázar en la cercanía. Cambiamos a la otra orilla y subimos al pueblo donde el bar donde solemos desayunar está cerrado. No sabemos si por el Rocío o por lo temprano que es.
Encontramos uno nuevo bastante bueno donde engullimos nuestras tostadas. Tras un rato de charla de nuevo a las bicis a desandar el camino.
Bajamos en busca del Corredor pero está vez vamos a ir por su lado este donde las sombras ya solo nos la dan algún que otro árbol. El calor no es agobiante, pero ya está empezando a apretar. El cuarteto a la altura del puente de la Cuesta de las Doblas se divide en dos duetos con Julián y Eduardo por detrás. En el pueblo Julián se dio cuenta de que había partido un radio, así que tenía excusa. Mario y yo fuimos por delante. La marabunta de ciclistas a esta hora era grande. El ritmo fue subiendo y Mario se quedó un poco por detrás.
Por tramos el camino era un pedriscal ya que este lado del corredor está mucho más cerca del río. En la zona de Vicario aminoro por que hay un cruce que puede crear dudas. Mario llega pero sigue hacia delante. Espero unos minutos al dúo que en cuanto me ven salgo en busca de Mario, que lo cojo a la altura del Cordel de los Carboneros, que cruza el Guadiamar en forma de puente para volver a la otra orilla. El final del puente está destrozado y hay que bajarse de la bici. Volvemos a lo alto de las bicis y volvemos a pedalear por el camino de inicio de esta mañana pero en dirección contraría. Vuelvo a apretar y hasta el final que el coche está cerca.
Por fin en el coche y tras estirar empiezo a montar la baca de las bicis. Mario llega y hablamos que el último tramos se nos ha hecho largo. Un poco más tarde llegan y tras montar las bicis, para casa.
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