viernes, 29 de febrero de 2008

Un día para casi olvidar

El día empieza con Julián que no se pudo venir por que estaba todavia convaleciente de su muñeca por la caida de la Media Centena.
Me levanto y me dirijo hacia Guillena. Ya por el camino veo que aunque es una ruta que suele haber muchos cicloturistas, hoy hay mucho tráfico de coches cargados de bicis en esa dirección.
Cuando llego ya había mucha gente, entre ellos Mario y Eduardo.
Sobre las 9 despues de unas pocas fotos salimos unos 30. El camino hacia la Cantina se empieza a endurecer por el carril y por el ritmo que puso el grupo cabecero. Yo que me queria reservar le digo a Mario que me voy a descolgar en busca de Eduardo. Hasta la Cantina voy en un grupo intermedio con Eduardo. La primera de las malas noticias llega.
LLegó un chaval a la Cantina diciendo que hay uno que se ha caido y que no puede continuar. Se llama a la ambulancia y el hombre del restaurante de la Cantina se ofrece a recogerlo en su 4x4.
Despues de casi una hora reemprendemos la ruta.
Ahora llegó mi momento. Empecé por el camino de bajada y de llano a adelantar a gente, con lo que llegué al inicio de Los Toros con una ligera ventaja. Puse un ritmo fuerte, hasta que supe que la medalla de oro no se me escapaba. Jajajajaja Menos mal que era de día, por que sino habría sido con nocturnidad y alevosia.
El grupo se vuelve a unir al final de la subida. Ahora un sube y baja (más bien sube) hasta llegar a la fuerte bajada que nos lleva al embalse de Castilblanco. Volvemos a esperar a que se una el grupo, o más bien a la mitad del pelotón.
La subida a Castilblanco, la gente ya empieza a estar un poquito quemada. Mario y yo nos propusimos subir en grupo, pero ya se sabe que se empieza a subir el ritmo. Total que llegamos a Castilblanco en el grupo cabecero. En la salida de Castilblanco se reunifica el pelotón y bajada de asfalto hasta el camino de Santiago. Eduardo y yo nos dejamos de ir hasta quedar los últimos para no molestar a nadie en la bajada por la trialera que es bastante técnica. Otra mala noticia está al llegar.
Cual es nuestra sorpresa, cuando llegamos al final del Camino de Santiago y Mario no está. Un chico del grupo de Camas nos comenta que como iba tan rápido no le pudo advertir que fue por el camino de la derecha en vez de el de la izquierda. Lo llamamos al móvil y lo coge su mujer. Y ahora que hacemos. Está perdido en mitad del campo y aunque lleva Gps, no lo domina mucho. Despues de 15 minutos aparece un motorista que nos dice que ese camino no tiene salida. O sabe volver o a pasar la noche buscandolo (bueno a lo mejor he exagerado un poco). Cinco minutos más tarde aparece. Menos mal. Le reñimos y nos encaramos hacia la peor de las noticias malas.
Desde el camino hasta el poligono de Guillena es una bajada rápida, con lo cual Mario se va y Eduardo que va detrás no se muy bien que es lo que le pasa, pero yo lo veo en el suelo y la bici dando vueltas de campana. Freno, lo recojo y bajamos andando hasta el polígono unos tres kilometros, Eduardo llevando mi bici y yo llevando la suya sobre la rueda de atrás, por que la de alante es un ocho. Al llegar al polígono, Mario no está, y lo dejo allí a que espere por que voy a Guillena a recoger los coches. Al final hablé con el por la tarde y el resultado es fractura de clavícula (unas dos semanas de baja).
Todavía falta otra mala noticia. Cuando llego a casa recojo la bici y el porta bicicleta, y ahora no se me abre el maletero. Creo que hoy nos han mirado muchos tuertos.
Por lo demás no lo hemos pasado genia.
Saludos

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