Hoy, después de muchos días sin coger la bici, quedé con Luís y un amigo suyo llamado Cristóbal. Salimos por la tarde desde casa por el camino de la Retama en dirección Alcalá. Los toboganes son las únicas dificultades que presenta la ruta y donde paso primero esprintando a Cristóbal que como me decía Luís estaba muy crecido. Llegamos al Puente del Dragón y buscamos una cuesta que ellos suelen subir.
La primera parte la conozco y le demarro y los dejo atrás pero creía que ahí se acababa la cuesta cuando Cristóbal me pasa por la izquierda y me dice sigue por aquí. Es un poco más de llano y un repecho corto pero exigente pero con la distancia cogida ya me es imposible seguirlo. Esperamos a Luís y dicen de subir a la ermita o el castillo.
Esta subida tampoco la conozco y la verdad es que es dura. Pasamos por debajo del puente romano y giramos a la izquierda y una vez que pasamos un puentecito Cristóbal nos pasa y tira a muerte, yo dejo atrás a Luís y consigo cogerle rueda, pero el esprint se me hace muy duro y lo dejo por imposible. Llegando arriba, el asfalto se convierte en pavés con lo que la hace más dura incluso al estilo de la París-Robuaix. Ya arriba solo se escucha nuestro resoplidos.
Bajamos y llegamos al Dragón y nos encaminamos hacia el camino que nos lleva a Torrequinto, que es en ligera subida y bastante polvoriento. Al llegar a Torrequinto, pasamos al otro lado de la autovía y bajamos en busca de Montequinto y para casa.
Bajando me comentó Cristóbal que es profesor de educación física, con lo que no me sentí muy mal después de tantos sin coger la bici y en época de alergia.
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