Que duras son las vueltas

Mira que hacia frío, mira que no quería coger la de montaña, pero cuando el día de Nochebuena me mando un sms Eduardo para salir hoy ni me lo pensé. No salía en bici desde el día antes del accidente con el coche, pero las ganas de verlos me animo como a un niño chico con sus zapatos nuevos.

A las 8,20 recogí a Julián y nos fuimos para el Alamillo donde habíamos quedado a eso de las 9 pero con tan poco tráfico llegamos pasadas las 8,30. No quedamos en el coche hasta menos 10 y ya empezamos a desmontar las bicis. El primero en llegar fue Mario y al rato llegaron Eduardo, José “el compadre”, Alex, José el sobrino de Eduardo, y un poco más tarde Paco. 8 ciclistas dispuestos a celebrar un día dando pedales tras tanto tiempo sin vernos.

Salimos de Sevilla por el Estadio Olímpico en dirección a Santiponce. El grupo a los grupos mejor dicho íbamos charlando de nuestras andanzas durante este tiempo. Al llegar al pueblo cogimos la Vía Verde de Itálica que no la soltamos hasta llegar a la Cañada Real de la Isla Mayor. Llegamos Paco y yo y los esperamos un poco. Me llevaba con la lengua fuera, bueno mejor dicho me llevo todo el día con la lengua fuera. Tanta calor estaba pasando que me quedé el último por que me quite la braga que llevaba en el cuello. Tranquilamente les fui dando caza sobretodo al empinarse la cuesta llegando a Salteras donde poco a poco adelante a compañeros.

Al llegar al pueblo lo cruzamos por su calle principal y por alguna más interior pero no encontramos bar donde pudiéramos desayunar. La solución llegar a Olivares donde conocemos más bares. La carretera que une estos dos municipios está muy estrecha pero desde este verano que abrieron un carril bici es muy segura. De nuevo Paco tirando y yo siguiéndole como podía.

Al llegar a Olivares reagrupamiento y en busca de algún bar que nos costo ya que estaban cerrado los que tenían veladores. Por fin encontramos uno y que buena sus tostadas. De nuevo mucho hablar y comer pero tocaba regresar a pedalear. Lo peor es que de repente se levantó un airazo en contra o de costado casi frontal que nos o mejor dicho me reventón.

Cogimos camino a la depuradora de Aljarafesa que en esta dirección se nota que se va subiendo siempre y como pude seguí a Paco. Bajada rápida y parada a unir al grupo. Allí abajo Paco decidió el camino a seguir y estábamos todos con la mosca detrás de la oreja por que se le conoce. Fuimos aproximadamente un km. en dirección a Gerena hasta que nos salió un cruce a la derecha que nos llevo cuesta abajo a coger el Camino del antiguo ferrocarril de las minas de Aznalcóllar. Ahí empezó lo realmente malo. El viento muy frontal por tramos y haciendo honor al nombre del camino había piedras de vía de tren  que nos hacían temblar sobre nuestras monturas.

Por fin llegamos de nuevo al cruce de la vía verde con la Cañada Real donde se unió el grupo y nos hicimos unas fotos.

Ya parecía que todo se había acabado pero aunque el terreno no tuviera exigencias, el ritmo de Paco si. El amor propio me puede y por no dar e brazo a torcer me retorcía sobre el manillar. Al llegar a Santiponce solo esperaba pasar el tramo de subida al Estadio Olímpico y después el zigzag del Alamillo. El primero lo pasé canutas para seguir al archifuerte de Paco y en el zigzag lo deje todo y pude aunque solo fuera en ese momento superarlo. El coche nos espera a pocos mts. y la despedida de los compañeros también.

A estas horas de la noche solo se que: ¡que duras son las vueltas!