domingo, 13 de septiembre de 2009

Guillena-Tren de Cala-El Garrobo-Las Pajanosas

Esta mañana que ha amanecido fresquita, hemos salido Julián, Mario y yo a dar un ruteo por la Sierra.

Empezamos desde Guillena por su paseo principal que nos lleva al Cordel de la Cruz de la Mujer. Salimos chispeando pero que fue desapareciendo a cada pedalada. Este tramo se caracteriza por su constante subida ya que son 9,5 km. de subida que te dejan arriba calentito.

Julián puso su ritmo desde el principio al igual que Mario y yo, y a la altura del cruce con la Ruta del Agua ya íbamos los dos solos. No hemos subido a un ritmo excesivo sabiendo que todavía quedaba mucho día pero antes de llegar a la última rampa, la que realmente es dura, Mario se descolgó un poco. Seguí mi ritmo mirando para detrás para controlar la distancia.

Ya arriba al instante apareció Mario y un poco más tarde Julián. Nos volvimos a montar en las bicis y empezamos a bajar hacia la cantina. No suelo ir el primero en los tramos de bajada, así que cuando llegué a las curvas de herradura y miré para atrás para ver como iba el grupo me dí cuenta que iba solo. Me pare unos segundos y como no lo veía volví a subir las rampas. Ha sido medio kilómetro pero como iba tan despacio apenas lo he notado. Resulta que habían perdido los bidones.

Reemprendimos la bajada y llegamos a la cantina. Desayuno y para delante. Ibamos a ir por el Camino del Antiguo Ferrocarril de las Minas del Cala, así que cruzamos el contraembalse de Guillena y cuando llegamos al cruce de la cuesta del Toro seguimos por el carril de la izquierda. Pasamos la primera de las cancelas que nos quedaba por pasar y todo seguido.

Al principio es un carril un poco roto de pequeñas piedras que con el paso de los km. se hacen más grande y en más cantidad, sobretodo después de pasar un túnel oscuro lleno de murciélagos. El camino empeoró mucho y en muchos tramos teníamos que andar con las bicis a nuestro lado e incluso saltar alguna valla que no estaba con cerrojo que se pudiera abrir, hasta cerca de la Central Eléctrica del Cala, donde nos encontramos con una manada de toros. Sobre si son vacas o toros, la solución es fácil, si están detrás de la valla son vacas, sino toros. Pues eso que nos pusimos a andar a unos metros de ellas y salían asustadas, pero de repente una se quedó muy quieta. La pasamos andando muy despacio con la bici por medio por si había que tirarsela y saltar la valla que teníamos un metro.

Pasamos y tan solo nos miro. Seguimos pero el pelotón de toros seguía huyendo hasta que uno bravío se quedó con una pose muy poco cariñosa. Después de deliberar un rato, saltamos la valla que teníamos a nuestro lado ya que así las pasabamos por el lado y después la debíamos volver a saltar y seguir la marcha, pero cual fue nuestra sorpresa que la valla que habíamos saltado era el recinto donde se recogían. Total que teníamos a los dos lados. Por un momento pensé que como les de por jugar al tenis, la pelota seríamos nosotros. Al final salimos por la puerta que estaba abierta y dejamos atrás a todas menos tres que nos tenían más miedo y huyeron en la misma dirección que nosotros, hasta que hicieron escalada por la montaña y las pudimos adelantar.

Por fin camino libre hasta que tonto de mi no me fijo en el gps y valla que veo me obsesiono en cruzarla, total que como no se podía abrir pues saltamos los tres y las bicis, y resulta que por ahí no era el camino. Volvimos a saltar la valla con las bicis y cogimos el pequeño camino que salía por la izquierda. A perro flaco todo son pulgas.

A pocos metros otra valla pero que se abría y el camino mejoró una barbaridad, hasta que nos encontramos con otra manada en mitad de la carretera. No entiendo como viviendo en un lugar paradisíaco se dedican a sentarse en mitad de la carretera. A lo mejor estaba de huelga. La solución la cogió Mario que se puso a burrearlas y se apartaba al paso. !Increíble¡

Llegamos a otro túnel sin luz y justo al salir bajada fuerte que termino en otra valla. Esta estaba realmente díficil de pasar pero como pudímos la pasamos Mario y yo. Cual fue nuestra sorpresa que Julián la salto por otra variante que estaba mucho mas sencilla. Claro como sube las cuesta más despacio pues tiene más sangre oxigenada en la cabeza. Seguimos bajando para cruzar la Rivera de Huelva y llegamos a la carretera. Bien.

Volver a pedalear solos sin el temor de los animales fue un placer que duró poco ya que estabamos a los pies de la cuesta de la Media Fanega. Julián siguió oxigenando la cabeza pero Mario y yo fuimos a un ritmo más fuerte. La verdad es que no sabía como me iba a encontrar ya que los parones y el desgaste de pulsear las bicis no sabía como me iba a dejar, pero puse ritmo sin mirar atrás y casi arriba que miré vi que iba solo. Arriba esperé a Mario y después llegó Julián que se encontró con dos ciclistas que venían de la cuesta de la Central, y como se vio con fuerzas los dejo atrás (esperemos que no le afecte cerebralmente la falta de oxigeno, jejeje).

Volvimos a las bicis en busca de El Garrobo que es en bajada por una carretera de buen firme. El pueblo se cruza rápido descendiendo en dirección a Gerena. Al salir del pueblo seguimos un poco por carretera hasta que nos sale un camino a la izquierda que nos lleva a una trialera casi siempre en bajada que te sube la adrenalina. Ha sido una bajada bonita que nos llevó a Las Pajanosas.

Cogimos de nuevo la carretera en dirección a Guillena y casi todo bajada sin dar pedales, con algun repecho que la velocidad te lo sube csai entero.

Ya en Guillena estiramos y las bicis a los coches, y para casa.

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