sábado, 7 de junio de 2008

Aznalcollar

Desde que el jueves hable con Mario y me dijo que podíamos ir a Aznalcollar, sentí una tensión un poquito grande.

El recuerdo de esta ruta que hice hace año y medio, no era muy bueno. Aquel día hize junto a Mario 10 kilometros de más por perdernos y la subida a Charcofrío se me hizo hasta hoy la más dura que había subido nunca. Pero vamos a contar lo de hoy.

A las 7 de la maña me recogió Julián y fuimos hacia al Alamillo a buscar a Mario. Hacia una mañana muy fresca y la poca ropa que llevaba más la ruta que se nos avecinaba me tenía intranquilo. Al llegar al Alamillo esperamos un poquito y llegó Mario. Arrancamos los coches y para Aznalcollar.

Al llegar la temperatura era todavia más fresca, pero esperaba que hiciese calor. Al principio manda la carretera y no nos desviamos por un montículo que lo único que hace es llevarte a bajar una trialera que hasta a Mario le dá miedo. Con las piernas empezando a calentarse nos salimos de la carretera para coger el carril que baja hasta un puente que cruza el Embalse del Agrío. De hay en adelante unos 6 kilometros subiendo menos una bajada que te da un respiro. Al llegar arriba Mario y yo esperamos a Julián que pone su ritmo y lo sube todo. Yo me encontré muy bien por que podía seguir el ritmo de Mario. Comí solo y nos dejamos caer hasta el puente que cruza un riachuelo en el Barranco de Tejadilla.

Ahora habia que subir por un carril muy compactado y para ser de tierra era un privilegio. Son 8 kilometros de subida hasta las aproximaciones del Cortijo de Corchito. La subida de nuevo la hicimos Mario y yo solos con Julián a su ritmo. En alguna contracurva lo veiamos. De repente me llevé mi primera alegría al ver que Mario se iba quedando poco a poco. Parece que por fin despues de la inactividad he vuelto a mi estado de antes. Al llegar a arriba Mario comió mientras esperabamos a Julián. Unos pocos kilometros más y llegamos al cruce de la carretera de Aznalcollar-El Alamo.

Comí un poco y empezamos a dirigirnos a la bajada que nos llevaba al Arroyo de Las Cañadas. Dejamos las bicis en el suelo y mientras Mario comia el resto iba pensando en la cuesta de Charcofrío. Subimos un monticulo y bajada hasta cruzar el rio Cañaveroso y comenzar la gran subida. Lo importante de la subida era acompasar el ritmo y no pensar mucho en lo que quedaba.

Fuimos subiendo y no quería ni mirar hacia atrás para no meterme más presión, pero en una curva con visibilidad ví que iba solo. Me concentré en lo que quedaba y hasta arriba. Al llegar arriba no me pareció tanto como la otra vez que la subí, pero aún así la cuesta se las trae. Al rato llegó Mario resoplando como hice yo, y al rato Julián que la subió de un tirón y a su ritmo y creo que no se le hizo muy mala por que no traía mala cara. Despues de descansar un poquito continuamos la marcha.

Nos salimos del carril en busca de una fuente que hay en mitad de la montaña. Que fresquita sale el agua. Después reposar una ratito empezamos con un sube baja que nos iba cada vez bajando mas de altitud hasta llegar de nuevo a la carretera Aznalcollar-El Alamo. Ya en alquitrán, aunque subiamos, se nos hizo corto el camino hasta el coche. Para colmo me dí cuenta ya en el pueblo que se me habia roto el sillín. Montamos las Bicis y para casa.

Aznalcollar

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