Mañana fresca en la que vuelvo a probarme la pierna y a intentar coger forma.
Salgo en busca de la Pablo de Olavide donde cojo el carril que me lleva Alcalá de Guadaira. El ritmo es bueno y el día mejor.
Para llegar al pueblo hay una rampa exigente pero las fuerzas están todavía intactas. Cruzo el puente del dragón y busco el Camino de la Retama que me lleva al puente romano.
Me meto dentro del Parque de la Oromana donde hay algún repecho que hace mella. Cruzo el río por un puente y voy buscando la salida del parque por su otro extremo.
Ahora circulo por una urbanización que me lleva al Camino de Marchenilla que me ha de llevar hasta las postrimerías del Castillo al que da nombre.
Toca bajar un poco para subir de nuevo y girar a la derecha por la Vereda de Benagila. Este tramo esta botoso lo que hace que las posaderas se resientan. El camino cuando parece acabar gira a la derecha y comienza a subir muy suavemente mientras a lo lejos veo la Cuesta Carretilla.
Llego al Camino de los Molinos que está asfaltado y me dirige hacia Dos Hermanas. Cruzo la carretera que une Utrera con Alcalá y abandono este camino para meterme a callejear por cortijos y solares casi abandonados, que me hacen llegar a la Colada de Pelay Correa que es arenosa. Subo un puente para cruzar al autovía de Utrera y continuo por la Colada escasos mts. más, hasta que giro a la derecha y voy por carriles que me hacen llegar a Dos Hermanas.
Ya en dos Hermanas llego a la zona de rotondas de su periferia donde veo a un ciclista y me exprimo para cogerlo. El que se da cuenta aprieta también y reviento pero lo consigo pasar pero al llegar a la subida para el hipódromo me coge y empezamos a hablar. Yo creo que ninguno de los dos quería más guerra y hemos firmado la paz. Al llegar a Montequinto nos separamos y buscamos cada uno nuestra casa.
La pierna me da como punzadas pero parece que va mejorando.
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